Detectar si existen dificultades de aprendizaje como la dislexia, la disgrafía, discalculia, problemas de memorización o auditivos, discapacidad intelectual, retrasos específicos o trastornos concretos como el autismo o el déficit de atención y la hiperactividad, entre otros, es el primer paso para dar soluciones a la situación y tratar correctamente al individuo que lo manifiesta facilitándole el camino y aportándole normalidad y comprensión de su situación.
Por lo tanto, una técnica de estudio es una herramienta para facilitar el estudio y mejorar sus logros tanto a nivel proceso como a nivel resultado. Los especialistas afirman que la técnica de estudio requiere de una actitud activa, donde quien estudia asume su protagonismo y supera la pasividad.