Mindfulness o la Terapia de aceptación y compromiso basan su éxito en considerar de vital importancia que el paciente aprenda, entrene y refuerce su capacidad para centrarse en el presente, en el aquí y el ahora, en prestar atención y conciencia plena a sus sensaciones, pensamientos, emociones y ambiente pero sin juzgarlos como correctos/incorrectos si no prestándoles curiosidad y escucha y no tratar de prohibirlos, negarlos o calificarlos. El objetivo es "escucharse" sin miedos ni prejuicios, saber detectar qué me está pasando y entrenar mi mente en presente no en inquietudes/preocupaciones pasadas o futuras. De esta forma el individuo aumenta su capacidad de interiorización y diálogo interno lo que le lleva a ser más resolutivo (práctico en la búsqueda de soluciones) y menos "rumiador" (darle vueltas repetidas veces a un problema de forma no constructiva sino patológica, obsesiva o no saludable).
Por otro lado, el trabajo de psicólogo y paciente consiste en desentrañar cuáles son los bloqueos y cómo están funcionando, dejando claro que el paciente tiene que llegar a aceptar que lo hecho hasta ahora no le está siendo útil ni ayudando a resolver su situación y que tiene que aceptar posibles cambios/flexibilidad en sus patrones de pensamiento/conducta habituales. El método de "desesperanza creativa" consiste precisamente en esto, en mostrarle al paciente que sus intentos repetidos por controlar sus eventos privados (pensamientos, emociones, sensaciones) solo aumentan su percepción de sufrimiento, se le propone buscar otras alternativas/perspectivas de percepción/actuación considerando que sus sufrimiento es resultado de un conjunto de conductas erróneas en las que está atrapado y alejándose del concepto de tratar al paciente como un enfermo.
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