La educación infantil y las pautas de crianza, como casi todo en la vida, se transforman y no se mantienen estáticas. Surgen investigaciones, necesidades nuevas en la sociedad, «modas» de pensamiento y filosofía…etc que nos conducen a realizar modificaciones importantes en cuanto a cómo educar a nuestros niños tanto en sus escuelas como en el seno de sus familias.
Según la educación que los niños reciban se van conformando de una u otra forma en adultos con sus potencialidades pero también con sus carencias. En d´Harcourt Psicología una de nuestras funciones principales es orientar a padres/hijos y centros escolares en su tarea de educar, crecer, enseñar-aprender. Y tenemos claras alguna cuestiones al respecto como por ejemplo.
Pautas para la educación infantil
1. Respetar el ritmo y la evolución de cada niño. Tener en cuenta que el aprendizaje va a depender de su idiosincrasia y la relación con los factores de su entorno (padres, resto de familia, educadores y amigos, medios de comunicación, sociedad actual…)
2. Alejarnos de seguir la línea general de lo políticamente correcto, de lo que hace la mayoría, es decir, la función de los adultos es observar y saber identificar las virtudes y motivaciones de cada niño y potenciarlas para que sientan y aprecien su valor y no crezcan en la comparativa y la continua competitividad, sintiéndose frustrados si no hacen lo que se espera de ellos, obteniendo resultados buenos en todas las materias. El éxito personal no se basará en sacar notables y sobresalientes en todas las asignaturas sino en darle a nuestros peques herramientas para que se autoconozcan tanto en sus virtudes como en sus defectos y sepan gestionarse emocional y socialmente de la mejor forma, asumiendo responsabilidades que les doten cada vez de mayor independencia, autonomía y criterio.
3. No les enseñemos desde la crítica y el miedo constante al error sino desde la libertad de hacerles ver que precisamente cuando se equivocan es cuando aprenden y que los adultos estaremos ahí para orientarles y apoyarles y no para juzgarles duramente. Debemos fortalecer su autoestima y reforzarles positivamente cuando avancen y mostrarles sus fallos de forma constructiva, enseñándoles a que sepan analizar las causas de sus errores de forma serena sin sentir fracaso y decepción a cada error.
4. Si queremos que nuestros niños sean respetuosos debemos ser respetuosos con ellos y en nuestras relaciones. No podemos pretender que no griten, insulten, tengan mal comportamiento si nosotros mismos no sabemos gestionar nuestras situaciones diarias. Eso no quiere decir que seamos perfectos, somos humanos y nos equivocaremos pero tenemos que tener muy presente que somos su modelo principal de referencia.
5. Debemos darles un clima de estabilidad y seguridad, eso se consigue con normas y límites, pocos y claros y dejando siempre margen a su propio criterio y libertad pero primando que es necesario que aprendan lo que está bien o mal mediante ensayo, error, diálogo y consecuencias.
6. Necesitan que seamos muy afectuosos y les demos mucho cariño un niño necesita por encima de todo sentirse amado para crecer feliz y desde ese sentimiento de seguridad y bienestar conseguir el resto.
7. Debemos practicar la empatía con ellos, ponernos en su lugar y no olvidar nunca que son niños. No les carguemos con nuestros problemas y estrés de adultos. Respetemos su infancia y su momento.
8. Lo más preciado para ellos es que les «regalemos» nuestro tiempo y dedicación. Y que ese tiempo sea de calidad, olvidemos el mundo, las obligaciones, los problemas y demos lo mejor de nosotros mismos en esos ratos, volvamos a ser niños con ellos y juguemos sin más.
9. La educación consiste en repetir, repetir y repetir con mucha paciencia. Las conductas nuevas se aprenden por repetición y las conductas negativas se extinguen experimentando la negatividad de las mismas. No pretendamos que crezcan y aprendan rápido eso les conduce a sentirse estresados, presionados e inseguros.
Centrémonos más en que «VIVAN» de verdad la vida no dando tantísima importancia a los resultados de materias curriculares sino al conjunto de todo, es decir, que no nos olvidemos de enseñarles lo más importante, valores, experiencias, amor, juego, inteligencia emocional, herramientas de autocontrol y conocimiento, habilidades sociales…etc.